Como su nombre indica, después de cierto número de transposiciones cromáticas (es decir subiendo o bajando un semitono) cada modo no se puede seguir transportando - la transposición siguiente da por resultado exactamente las mismas notas que las primeras.
Transportando esto un semitono más hacia arriba nos daría re, mi, fa#, sol#, la#, si#, re, que es exactamente con lo que comenzamos.
En este caso decimos que el primer modo es transportable cromáticamente sólo una vez, es decir: para este modo existen dos únicas transposiciones posibles.
Messiaen encontró maneras de emplear todos estos modos tanto armónica como melódicamente.
La simetría inherente a estos modos (que significa que ninguna nota se puede percibir como la tónica), junto con ciertos recursos rítmicos, tales como el uso de ritmos no retrogradables, los describe Messiaen como lo que contiene «el encanto de las imposibilidades».