Estas representaciones que constituyeron dramas sacros, fueron saliendo de los templos y se empezaron a representar en las calles, cosa que supuso otras novedades como la intervención de laicos en ellas y el utilizar lenguas romances en vez del latín litúrgico.[2] Pese que a partir de primero años del siglo XVII se interpretaron también autos sacramentales en los actos del Corpus Christi de Valencia, éstos nunca fueron bien acogidos por el público valenciano, que tenía mucha afición y predilección por sus Misteris, más cortos, y más sencillos de entender al estar además representados en la propia lengua que se hablaba en Valencia en ese momento.Los típicos "misteris" no tienen necesariamente un tema eucarístico, aunque pueda verse o intuirse, en algunos, el mismo.[1] Los Misteris estaban basados en la biblia, evangelios apócrifos, tradiciones, leyendas, e incluso en vidas de santos.[1] En este documento (que consiste en 43 hojas, encuadernadas en pergamino), aparecen hasta 1804 unas anotaciones al margen (probablemente hechas por copistas, directores o actores), así como 40 relaciones de escenografía que se debían emplea para la representación de los Misteris.Una vez iniciado el siglo XX los misteris se representaron siempre a pie de calle.[2] Hoy en día, los personajes de los tres misterios desfilan tanto en la Cabalgata del Convite, donde tiene un especial protagonismo la comparsa conocida como la Degolla (que representa los soldados que envió Herodes a matar a los inocentes), perteneciente al Misteri del Rey Herodes (uno de los misteris que cuenta con más protagonistas); como en la Procesión del Corpus de Valencia.[1] Para este autor los misteris fueron un medio de evangelizar a los nativos indígenas.