Antes de que Mijaíl Gorbachov se convirtiera en Secretario General, la estructura organizativa del MRE no tuvo cambios significativos.
El principal deber del Ministerio de Relaciones Exteriores era dirigir la línea general de política exterior soviética, representar al país en el extranjero y participar en las conversaciones con las delegaciones extranjeras en nombre del Gobierno soviético.
Lo mismo ocurría para los pasaportes civiles externos que eran entregados a los ciudadanos soviéticos.
El «nuevo pensamiento» de Mijaíl Gorbachov en materia exterior fue oficializado en el Collegium en 1988, tal como definir metas para mejorar las relaciones diplomáticas y crear «condiciones de vida decentes, humanas, materiales y espirituales para todas las naciones».
Este fue un cambio radical, ya que estructura del MRE había permanecido casi inalterada desde el Imperio ruso.
El período óptimo de servicio en el mismo puesto es de tres años como máximo.»[4] La ideología fue un componente clave de la política exterior soviética[8] y aunque la diplomacia del país fue construida sobre las ideas del marxismo-leninismo, incluso Vladímir Lenin consideraba que el compromiso era un elemento importante en la diplomacia extranjera, afirmando que el compromiso sólo debía utilizarse cuando «lo nuevo no es aún lo suficientemente fuerte como para derrocar a lo viejo».
La relación entre la política y la ideología siguió siendo un problema activo hasta la disolución de la Unión Soviética.
La desinformación se había convertido en un componente importante de las operaciones cotidianas en los asuntos exteriores soviéticos.
Debido a esto, durante la mayor parte de su vida, el MRE soviético tuvo un presupuesto mucho mayor que sus homólogos no soviéticos, especialmente cuando se compara al MRE con los ministerios de relaciones exteriores occidentales.
[15] El Ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andréi Gromyko señaló en sus memorias que trabajar con Nikita Jrushchov no siempre fue una tarea fácil, diciendo que, «Jrushchov estaba constantemente lanzando nuevas ideas de acá para allá».
[16] Estas no siempre obtenían apoyo, pero, como señaló Gromyko, Jrushchov tuvo un impacto positivo sobre la política exterior soviética.
[16] Con relación a Leonid Brézhnev, Gromyko creía que era un hombre mucho más fácil para negociar porque compensaba su falta de habilidades discutiendo temas abiertamente dentro del Politburó[17] y, aunque era más fácil de negociar en algunas áreas, su lentitud y falta de conocimiento en determinados campos hizo que fuera difícil debatir con él sobre la política exterior.
[18] El «nuevo pensamiento» de Mijaíl Gorbachov condujo a relaciones exteriores más amistosas con los países occidentales,[19] pero sus políticas internas desestabilizaron al país, y en 1991 la Unión Soviética finalmente fue disuelta.