Las primeras explotaciones de carbón en Arnao[1] comenzaron a finales del siglo XVI, cuando el religioso fray Agustín Montero, vecino de Naveces, descubrió en los acantilados próximos a la futura mina un mineral negro, el carbón.
También cabe destacar las supersticiones de los mineros, en gran parte influidas por la mitología asturiana, que condicionaron su actividad.
Alrededor de la mina se crearon diversas infraestructuras pensadas para facilitar la vida de los mineros y los directivos de la Real Compañía, tales como un casino, un economato, dos escuelas (la Escuela de Arnao y la Escuela del Ave María), viviendas para los mineros (unifamiliares, pareadas o en hilera) y casas para los directivos y los químicos.
Esta fábrica genera empleo y causa que el poblado de Arnao se expanda, así como las poblaciones cercanas: Salinas, San Juan de Nieva y Avilés.
El objetivo es recuperar el conjunto industrial, redefiniendo usos, al tiempo que se prevé una actuación de carácter medioambiental en esta zona degradada tras varias décadas sin ningún tipo de inversión.
A esta intervención pública, se suma también otra en la antigua Casona de Arnao, que acomete la iniciativa privada.