Milicia provincial

En tiempo de paz permanecían en su casa y solo se reunía en la capital del distrito respectivo durante la asamblea.

También desde dicho reinado comenzó la costumbre de que los capitanes y alféreces, únicos oficiales que entonces tenían las compañías, perteneciesen a las familias más nobles y más ricas del país.

También en la misma época atendió al servicio de las armas especiales, puesto que debía comprender 6.000 hombres para la artillería y 1.000 para zapadores.

Las clases de tropa, siguiendo el antiguo sistema, con naturales y vecinos de las localidades que dan nombre a los cuerpos: los jefes y oficiales pertenecen al ejército activo.

El gobierno sin más gasto que el armamento y el vestuario, tenía dispuesta una fuerza considerable en caso de guerra y mientras las tropas de línea marchaban a campaña, la milicia provincial acudía instantáneamente al servicio de guarnición, cubría todas las plazas del interior del reino y se instruía y preparaba para tomar parte en las operaciones en caso de que la necesidad lo exigiera.

Bandera coronela de las Milicias Provinciales de Santiago durante el reinado de Fernando VI (1746-1759)