El suceso está contado seis veces en los Evangelios: los cuatro evangelistas describen la primera, en que cinco mil hombres son saciados con cinco panes y dos peces; Mateo el Apóstol y Marcos, además, relatan la segunda, en que cuatro mil hombres se alimentan de siete panes y "unos pocos pescados".Este milagro tiene fuertes signos mesiánicos, proféticos y litúrgicos; al igual que el episodio del camino hacia Emaús.Su ejecución fue ordenada por el tetrarca Herodes Antipas para cumplir una promesa hecha a su hijastra Salomé.Cuando todos quedaron saciados, el Cristo ordenó: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada” (Jn 6.12); y se juntaron doce canastas de sobras.[6] Una multitud estuvo durante tres días siguiendo al Maestro, quien curó a "paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos".Más adelante Jesús se encuentra con las mismas personas en la ciudad de Cafarnaún, que habían ido a buscarlo.Ellos contestaron que sus antepasados habían comido del pan de Dios, el maná del desierto, pero el nazareno les contestó que ese pan no era de Moisés —como ellos creían— sino que el verdadero pan descendía del cielo y venía de Dios.