Los esfuerzos rindieron frutos: tres trabajadores más fueron encontrados con vida el 1 de noviembre, y dos días después se estableció contacto con otro grupo de 11 mineros, gracias a que por casualidad se hiciera un sondeo diagonal y no ortogonal.
Para ello se utilizó una cápsula de rescate llamada bomba Dahlbusch.
Los 29 trabajadores restantes murieron, 19 en el desastre mismo, y 10 en la espera de rescate.
El desastre atrajo una considerable atención de los medios.
El Canciller federal Ludwig Erhard visitó personalmente el lugar de la mina, y cerca de 450 periodistas estaban presentes en el momento del rescate.