Perteneciente a una familia liberal, militó en el Partido Conservador y en el maurismo.
Posteriormente, durante el franquismo, fue concejal del Ayuntamiento de Zaragoza.
Ya en la reinstauración democrática, y a pesar de su avanzada edad, siguió prestando su nombre y su conocimiento al servicio del Partido Aragonés, del que fue presidente de honor hasta su fallecimiento.
Dicha institución contribuye a conservar y dar a conocer el patrimonio artístico del Real monasterio de San Juan de la Peña (Huesca).
Defensor a ultranza del esperanto como idioma universal, fue presidente durante años de los esperantistas españoles, a quienes representó en los congresos mundiales de Varsovia y Tokio.