Miguel Jerónimo de Molina

[2]​ Molina mantendría a lo largo de su vida la relación con su localidad natal, a la que donó una escultura de la virgen[2]​ y una capilla para la iglesia[3]​ además de varios censos para dotar tres capellanías.

[4]​ Los miembros de su familia mantendrían en los siglos siguientes el derecho a ser enterrados en la capilla familiar,[3]​ además de celebrarse misas en su honor[3]​ y ser recordado en la fachada del ayuntamiento.

[1]​ La isla había sido donada por el emperador Carlos V a la orden del Hospital tras la pérdida de Rodas y era una de las principales bases hospitalarias.

Como obispo de Malta realizó una revisión detallada del estado de la diócesis durante una visita al papa Inocencio XI.

[1]​ Durante su obispado en dicha sede publicó unas constituciones sinodiales en 1691.