[2] Molina mantendría a lo largo de su vida la relación con su localidad natal, a la que donó una escultura de la virgen[2] y una capilla para la iglesia[3] además de varios censos para dotar tres capellanías.
[4] Los miembros de su familia mantendrían en los siglos siguientes el derecho a ser enterrados en la capilla familiar,[3] además de celebrarse misas en su honor[3] y ser recordado en la fachada del ayuntamiento.
[1] La isla había sido donada por el emperador Carlos V a la orden del Hospital tras la pérdida de Rodas y era una de las principales bases hospitalarias.
Como obispo de Malta realizó una revisión detallada del estado de la diócesis durante una visita al papa Inocencio XI.
[1] Durante su obispado en dicha sede publicó unas constituciones sinodiales en 1691.