[3][4] Los artistas Kristin Jones y Andrew Ginzel afirmaron que: Los elementos que componen Metronome se refieren y son en gran medida parte del lugar donde se sitúa la obra: Union Square de Nueva York.
Al mediodía y medianoche el agujero estalla con una enorme columna de vapor acompañada por una explosión de sonido que marca el instante exacto y su paso, como un reloj público que marca la hora.
Cuando la luna está llena, se muestra toda la cara dorada de la esfera.
La fugacidad de este vapor en las calles sugiere la volatilidad del lugar.
Metronome actúa como un respiradero de esta energía, un lugar para que el público aprecie su presencia momentánea, su mortalidad, respecto a la cual la ciudad se puede examinar como una infraestructura vital.
Los espectadores se ven confrontados y tranquilizados, confundidos, iluminados e impulsados a cuestionar el momento de su existencia en relación a su entorno natural y construido.
[7] El New York Post situó a One Union Square en el segundo puesto en su lista de «10 Buildings We Love to Hate» («10 edificios que nos encanta odiar»), denominándolo «una grotesca pesadilla moderna».
[9] En varias cartas al director, el público ha escrito de Metronome: «Con buenas intenciones, pero en definitiva arte plano, corporativo.