Alteraciones en este metabolismo conducen al hipercalcemia e hipocalcemia, que pueden obtener importantes consecuencias para nuestra salud.
El calcio ionizado no varía con el nivel de albúmina.
Se puede derivar un nivel correcto de calcio, cuando la albúmina es anormal.
Además el riñón metaboliza la vitamina D a la forma activa calcitriol, que es más efectiva en la absorción intestinal.
El hueso sirve como un importante punto de partida para el almacenamiento de calcio, ya que contiene el 99 % del calcio del cuerpo.
El calcio es liberado del hueso por la hormona paratiroidea (PTH).
El calcio está regulado principalmente por las acciones de la vitamina D, la hormona paratiroidea y la calcitonina.
Las glándulas paratiroides están ubicadas detrás del cartílago tiroides, y producen la hormona paratiroidea en respuesta a los bajos niveles de calcio.
La hipocalcemia y la hipercalcemia son, ambas, graves trastornos médicos.
La osteoporosis y la osteomalacia se han vinculado a los trastornos en el metabolismo del calcio.
Estas observaciones han sido confirmadas por los estudios experimentales realizados en voluntarios sanos y en los roedores.
Un ensayo clínico a gran escala muestra que 1,2 g de calcio reduce cada día, modestamente, en la recurrencia de pólipos intestinales en voluntarios[4]