Benimerines, mariníes, meriníes o merínidas (1244-1465) es el nombre castellanizado que reciben los Banu Marin, miembros de un imperio de origen bereber zenata[1] cuyo núcleo fundamental estaba en el norte del actual Marruecos.[12] Expulsados de su base sureña, los benimerines se movieron al norte guiados por Abu Yahya ibn Abd al-Haqq y tomaron Fez en 1244, convirtiéndola en su capital.Una vez instalados en Fez, declararon la guerra a los debilitados almohades con la ayuda de mercenarios cristianos.[20] Abú Yúsuf hubo de sofocar ciertas rebeliones durante la primera mitad del 1276, que no le permitieron retornar a la península ibérica hasta el año siguiente.[24] Su advenimiento supuso un cambio de prioridades en la expansión del sultanato: la península ibérica cedió la primacía al este magrebí, cuya conquista debía permitir a los benimerines acceder a las rutas comerciales de la región.[25] El comercio regional estaba dejando la zona marroquí para centrarse en territorios más orientales, de que los benimerines deseaban apoderarse por motivos económicos.[28] Las constantes rebeliones internas y la falta de fuerzas impedían abordar un programa ofensivo en la península.[34] En 1305, se rebeló otro benimerín contra Abu Yaqub, atizado por Granada, que pretendía debilitar a este y mantener el dominio indirecto de Ceuta.[36] Entró en Fez el julio de 1307, pero Marrakech y su región se alzaron contra él a finales de año y la rebelión no quedó sofocada hasta comienzos del año siguiente.[39] Consiguió vencer al rebelde príncipe benimerín Utman ibn Abi l-Ula tras varias campañas fallidas, pero no acabar por completo con su autoridad.Los nazaríes de Granada cedieron Algeciras a los Benimerines y estos declararon la guerra santa a los estados cristianos, ocupando sucesivamente las ciudades de Rota, Algeciras y Gibraltar, sitiando Tarifa por primera vez en 1294.El sultán benimerín Abu ul-Hasan y el rey de Granada entablan un acuerdo mutuo de alianza, predicando que "la tierra hispana será pronto conquistada y que habrá tierra para todos los musulmanes".Castilla lanzó varias incursiones en la parte occidental del imperio, saqueando Salé en 1260 e intentando una invasión general en 1267, que fue repelida por los Benimerines.[46] En 1310 el sultán tuvo que aplastar una nueva rebelión en su contra, sostenida esta vez por Castilla.[48] El nuevo soberano, Abu Saíd Uthmán II, fue proclamado en Taza y afrontó la típica crisis sucesoria características de los benimerines.[48] Desde tiempos de Abu Yúsuf, se hizo frecuente que los disidentes benimerines que se rebelaban contra el sultán y eran derrotados pasasen a la península ibérica, a menudo al servicio de los nazaríes granadinos.[53] Finalmente, empero, los benimerines y sus aliados nazaríes sufrieron una aplastante derrota a manos de una coalición castellano-portuguesa en la batalla del Salado.[57] En estos choques los navíos benimerines llevaron la peor parte y no pudieron trasportar grandes contingentes a Europa.[62] El pretexto fue una crisis de sucesión en el Estado hafsí, en la que Abu ul-Hasan decidió intervenir, teóricamente en favor del heredero legítimo del trono, que había sido derrocado por su hermano Abu Hafs Úmar II.[63] Hizo huir a su padre, pero desató al mismo tiempo una grave crisis en el imperio: un nieto del sultán depuesto se hizo con Fez, los abdalwadíes recuperaron Tremecén en agosto o septiembre, parte de las conquistas tunecinas se perdieron y los castellanos aprovecharon la tesitura para avanzar en la península ibérica.[65] Retomó los intentos de someter el Magreb, si bien en ello tuvo menos éxito que su padre.[65] En su reinado comenzó también la pujanza de los visires, que fueron obteniendo parte del poder hasta entonces ostentado por los sultanes.[65] Una y otra vez el poder quedó en manos de los visires, que lo empleaban en su beneficio personal.[66] Arrebató con gran trabajo Tremecén a los abdalwadíes en abril/mayo de 1352 y en septiembre/octubre se hizo con Bugía, que perdió, no obstante, en febrero/marzo del año siguiente.[66] La última plaza benimerín en la península ibérica, Gibraltar, fue cedida al sultán granadino en 1374 a cambio de que este favoreciese un cambio en el trono benimerín que permitiese al primo del visir de entonces hacerse con este cargo.[70] Las relaciones entre los dos sultanes benimerines no fueron buenas y Abu l-Abás Ahmad acabó por tomar la capital rival de Marrakech en 1382.Los sultanes benimerines, que a menudo eran niños, se sucedieron rápidamente, asegurando el poder del visir.