Este había muerto en Tetuán, en el Rif, mientras sitiaba Ceuta, entonces en manos de Othman ibn Idris, un pretendiente al trono benimerín que contaba con el respaldo de los nazaríes.
Este fue depuesto en un golpe palaciego por su hermano Nasr en marzo de 1309 y el nuevo señor granadino se apresuró a mejorar las relaciones con los benimerines: retiró el apoyo al pretendiente Othman ibn Idris y ayudó a Abu al-Rabí a recuperar Ceuta en julio de 1309.
Por su parte, los benimerines se apresuraron a devolverle el favor: el sultán despachó una flota para obligar a los castellanos a levantar el sitio de Algeciras en enero de 1310 y también tropas para que los granadinos pudiesen repeler el desembarco aragonés cerca de Almería.
Como parte del trato, se concertó el matrimonio de Abu al-Rabí con una princesa granadina.
Carecía de hijos, por lo que le sucedió en el trono un tío, Abu Sa'id Uthman II.