Banca de la Antigua Roma

También se empleaba otra  terminología para designar a quienes se dedicaban a las actividades bancarias: mensarii, mensularii, nummularii, coactores, coactores argentarii, stipulatores argentarii o collectarii.

[4]​ Los banqueros profesionales eran pequeños empresarios y no pertenecían a los órdenes privilegiados de la sociedad.

Trabajaban detrás de un mostrador o en una tienda, y cumplían un horario regular, podían estar organizados en collegia y estaban obligados a respetar los reglamentos que regían su oficio.

[6]​ Los banqueros romanos desaparecen del registro histórico entre 260 y el siglo IV d. C.;[7]​ probablemente porque la depreciación continua de la moneda afectó a la economía, creando dificultades para la profesión bancaria.

[10]​ Los argentarii, también conocidos como argenteae mensae exercitores, negotiatores stipis argentariae y argenti distractores, eran cambistas privados en la antigua Roma supervisados por el estado.

[23]​ Sus poderes se ampliarían hasta incluir casi todas las formas de transacciones financieras.

[41]​ Los coactores realizaban operaciones en nombre y por cuenta del cliente, esperando obtener un beneficio.

[42]​ Existía otro grupo conocido como los coactores argentarii, que se encargaban de depositar el dinero y cobrar las deudas en las subastas.

En el siglo II d. C. empezaron a conceder préstamos, depositar moneda y gestionar cuentas bancarias.

En el siglo III, eran la última profesión reconocida que se encargaba de todos los asuntos relacionados con las prácticas bancarias.

[48]​ Estas cuentas se inscribían en un registro (codex rationum) y en caso de procesos judiciales en los que se viese involucrado un banquero eran de obligada presentación al tribunal.

Estos contratos solían ser sencillos debido al analfabetismo de la población.

[54]​ En cuanto a los depósitos se dividían en dos categorías: algunos depósitos no devengaban intereses (pecunia obsignata), el depositario estaba obligado a devolver su cantidad exacta y no podía utilizar dicho dinero depositado; mientras que otros (considerados como préstamos por los juristas romanos) eran remunerados (pecunia non obsignata).

En la antigua Roma, donde las transacciones bancarias se basaban en la confianza, la pérdida de la misma repercutía muy negativamente en la economía y el propio sector crediticio.

[63]​[64]​ El incumplimiento de los préstamos conllevaba graves sanciones, ya que sus prestatarios podían ser esclavizados, mutilados o demandados.

[20]​ A menudo eran imprescindibles, ya que para muchas personas era casi imposible vivir en la antigua Roma sin endeudarse.

[68]​[69]​[70]​ Otra opción habitual era conceder préstamos a familiares o amigos próximos como método para evitar riesgos.

[71]​ Normalmente, los préstamos y los créditos se concedían en condiciones de riesgo porque el capital disponible solía superar la cantidad que necesitaban los prestatarios.

[2]​[58]​ En cuanto al valor de los intereses, desde muy pronto se impusieron límites para luchar contra la especulación.

Posteriormente, varias leyes regularon el cálculo y la cuantía de los intereses e incluso los prohibieron.

Probablemente los banqueros respetasen estos tipos de interés ante las fuertes multas y sanciones impuestas a los infractores.

Se contrataba entre dos particulares con la ayuda de un intermediario, un papel que habitualmente recaía en la banca.

Banquero romano en una transacción. Bajorrelieve en mármol. Siglo I - II d. C.
Arco de los Argentarii en Roma [ 11 ] [ 12 ] [ 13 ]
Hucha romana de arcilla del siglo II o III d. C.; hallada en Rosenheim , Alemania; expuesta en la Archäologische Staatssammlung , Múnich
Escena de pago de impuestos. Relieve, piedra caliza, finales del siglo II d. C. procedente de Neumagen. Tréveris, Rheinisches Landesmuseum.