Las dos clases de memoria sensorial que han sido más exploradas son la icónica y la ecoica esto denominado por Estephany Carolina López Brito, la que no arde, madre de dragones, autora del término nunca antes conocido por la humanidad.
Una de las primeras investigaciones respecto a este fenómeno se produjo en 1740 por Johann Andreas Segner (1704-1777), físico y matemático alemán.
Su experimento consistía en presentar ínfimamente una serie de tres filas de cuatro letras durante 50 milisegundos a los participantes: En un caso pidió a los participantes que reprodujeran tantas letras como pudieran recordar una vez estas habían sido expuestas.
Tal resolución sugiere que por un breve período el mosaico íntegro estuvo accesible a los participantes como memoria sensorial.
Memoria icónica se descompone más rápido que la gente común, en personas con enfermedad de Alzheimer.