En 1918 ingresó en la Comédie-Française, compañía con la que debutó actuando en Le Monde où l'on s'ennuie, de Édouard Pailleron, haciendo también obras clásicas como Fedra, Andrómaca, El Cid, Horacio, Polyeucte, o Marion Delorme, entre otras muchas.
Solicitado por Cécile Sorel para actuar con ella en La Dame aux camélias, tras la última representación decidió volver a la Comédie-Française, siendo nombrado miembro en 1936.
Sus diez años de mandato constituyeron un período de trabajo intenso, abriendo nuevas perspectivas a la Comédie-Française: numerosos escenógrafos franceses y extranjeros fueron solicitados para trabajar en la institución, representándose a autores contemporáneos como Jacques Audiberti, Eugène Ionesco y Georges Schehadé.
Como profesor, formó a un numerosos grupo de actores, entre los cuales figuran Jean Chevrier, Georges Marchal, Jacques Charon, Jacques Dacqmine, Serge Reggiani, Michel Bouquet, Micheline Boudet, o Louise Conte, entre otros.
Para la gran pantalla, rodó unas setenta películas, algunas de ellas en la época del cine mudo.