Los empresarios españoles Mariano Campillo y Manuel Fuentes, instalados en la Argelia francesa para el pujante cultivo del esparto y su posterior venta a la Compañía Franco-Argelina, habían realizado la contratación de jornaleros en todo el empobrecido sureste español.
[1]Las ventajosas condiciones de trabajo prometidas no se cumplieron en su totalidad y los jornaleros se vieron obligados a pagar sus viajes y comprar su comida en la tienda de la propia empresa.
[4]Además, muchas mujeres fueron violadas y se tomaron 600 rehenes.
Durante el resto de junio y julio, muchas víctimas en estado lamentable se trasladaron a Orán para conseguir un pasaje de regreso a Almería, Alicante o Cartagena.
[7] Francia realizó el envío de refuerzos desde Marsella para contrarrestar a los insurgentes.