En un principio se dijo que el crimen tuvo un móvil económico, aunque esto luego fue desmentido por la policía.
[6] El asesino, que había planificado la matanza durante días, siguió el plan sin inmutarse y seleccionó a sus víctimas.
[7] En el bar había otros nueve clientes, pero Puig sólo encontró allí a dos de los que quería matar.
Al parecer acudió allí porque tenía deudas con el banco y una orden de desahucio.
[9] Antes de su muerte, redactó una carta a los familiares donde pedía disculpas y se mostraba realmente arrepentido por los crímenes.