Masacre de Amritsar

Teorías conspirativas sobre una insurrección en Punjab tomaban fuerza en los círculos militares británicos, y ello generó un escenario de sospechas continuas.

Dicho jardín era un espacio público, de forma rectangular, al cual se podía acceder (y salir) por un gran pórtico.

Dyer dio orden de cesar el fuego recién al advertir que sus tropas habían gastado casi toda su munición.

Al constatarse que las víctimas no portaban armas y no había indicios de alguna verdadera rebelión en Amritsar, una gran parte de la opinión pública británica se alineó con esta postura.

Otros conservadores británicos, como el escritor Rudyard Kipling, expresaron su apoyo al brigadier Dyer, afirmando que este había «salvado a la India para el Imperio» y buscaron justificar la matanza.

El jardín Jallianwala Bagh un mes después de la masacre.
Monumento a la masacre de Amritsar.