Mary Horner Lyell
Leonard Horner deseaba que todos sus hijos tuvieran una buena educación.Se casó con Charles Lyell en julio de 1832, con él compartió no solo su amor por la Geología, sino también su amor por la Literatura y las conexiones amistosas en el mundo literario.[1][4] Horner Lyell mantuvo correspondencia con Elizabeth Agassiz sobre la geología glacial de América del Sur y también se escribía con el naturalista William Prescott.[1][4] Fue testigo de las conversaciones de su esposo con Charles Darwin y este consideró que merecía un «monumento a la paciencia», por tener que tolerar las largas y poco sofisticadas discusiones, tiempo después descubrió que Horner Lyell realmente se deleitaba al escucharlos.[5] Mary Horner Lyell no alcanzó reconocimiento de forma individual, pero algunos historiadores consideran que es probable que contribuyera en gran medida al trabajo científico de Charles Lyell, que su propio trabajo se fusionó en la obra de su marido y que la notoriedad de este eclipsó su propia imagen.