Martini (cóctel)

[4]​ También el Gibson, un martini servido con una o dos cebollitas perla en vez de la clásica aceituna.

Durante la última parte del siglo XX, los martinis secos de 5:1 o 6:1 pasaron a considerarse la norma.

[8]​ Otra variación destacada es la conocida como «Clarito», creada por el famoso barman argentino Santiago Policastro, en la que la oliva es reemplazada por un trozo de cáscara de limón, lo cual otorga al trago un sabor ligeramente más suave.

Luis Buñuel utilizaba el martini seco como parte de su proceso creativo, usándolo regularmente para mantener «un ensueño en un bar».

[9]​ El «martini Churchill» (relacionado con Winston Churchill) no utiliza vermut, y debe prepararse con ginebra recién sacada del congelador mientras se mira una botella cerrada de vermut seco[10]​ o con una astuta y leve reverencia en dirección a Francia.

Un «martini al revés» (upside down o reverse) tiene más vermut que ginebra.

A veces, el término "martini" se utiliza para referirse a otros cócteles, en su mayoría de licor fuerte, como el Manhattan, el Cosmopolitan y brebajes ad hoc o locales cuyo único punto en común con la bebida es la copa de cóctel en la que se sirven.

[21]​ Otra forma popular es el espresso martini, que se prepara en restaurantes como postre.

[22]​ Otras variaciones falsas son: El Martini parece haber sido creado hacia 1910.

Otra teoría lo relaciona con un Sr. Martínez, que pudo inventar el cóctel en un bar de Boston, a finales del siglo XIX.

Cuando se derogó la ley seca estadounidense, el recién elegido presidente Franklin Delano Roosevelt preparó un Martini seco en la Casa Blanca para oficializar el mandato;[23]​ años después, en la Conferencia de Teherán de 1943, el mismo Roosevelt le preparó un Martini a Stalin, quien opinó que «enfría más el estómago que otra cosa», opinión desmentida por su sucesor, Nikita Jruschov, quien tras beberse uno especialmente fuerte dijo que era «la más letal de las armas estadounidenses».

[25]​ Es también conocida la discusión sobre el modo de preparación del Martini, representada en la cultura popular en la figura de James Bond, el personaje del novelista inglés Ian Fleming, quien en todas sus películas, cuando pide su bebida favorita, añade: «agitado, no revuelto», lo que se denomina en rigor un "Bradford".