Marroquíes Bajos

Durante el Calcolítico (principios del III milenio hasta mediados del II milenio a. C.) el asentamiento consistía en una macro-aldea que llegó alcanzar las 35 ha confirmadas mediante excavación y más de 100 estimadas con funciones claramente definidas y aún compartidas (habitacional, defensiva, funeraria, de almacenaje, etc.), donde el reaprovechamiento de estructuras y las remodelaciones serían constantes, lo cual explica la compleja estratigrafía observada.

[2]​ Las estructuras destinadas al hábitat se ubicarían en los anillos definidos entre los fosos y empalizadas.

También se advierten otras estructuras cónicas o cilindro-cónicas, realizadas con entramado vegetal de ramas y barro, cuyo perímetro estaría definido por una zanja excavada en la roca, y sustentadas por postes clavados en hoyos excavados igualmente, dando una imagen similar a un tipi indio.

En este caso la mayoría de las construcciones se hallan semiexcavadas en la roca y realizadas con materiales perecederos.

En cambio, los niveles correspondientes al período romano se identifican en diversas áreas.

También hay que destacar en esta área el hallazgo de un posible molino hidráulico.

Finalmente, se conservan construcciones relacionadas con la ocupación más reciente de la zona desde el primer asentamiento cristiano hasta nuestros días, como un alfar o edificaciones rurales dispersas.

Representación idealizada de la configuración de los fosos de Marroquíes Bajos.
Vista de la zona arqueológica de Marroquíes Bajos, al norte de la calle Federico Mayor Zaragoza. Año 2005
Edificios residenciales en construcción junto a excavaciones arqueológicas, en la zona arqueológica de Marroquíes Bajos. Año 2005