También compositora, tuvo su samba-canção A grande verdade (en colaboración con Luís Bittencourt), grabado por Dalva de Oliveira en 1951.
Fue cuando sus colegas estudiantes, por elección, escogieron su nombre artístico, en homenaje a la actriz alemana Marlene Dietrich.
Victória acabó dejando su curso de contadora en segundo plano, priorizando su actividad artística.
Todo esto fue ocultado a su familia, que por razones religiosas y sociales vigorizantes de la época, no podían admitir una incursión en el mundo del arte.
Allí permaneció durante dos meses hasta conocer a Carlos Machado, quien la invitó al Cassino da Urca, contratándola como vocalista de su orquesta.
Así se originó la famosa rivalidad entre Marlene y Emilinha, una rivalidad que de hecho, le debe mucho al marketing y contribuyó significativamente a la asombrosa popularidad de ambas cantante en el país.
Prueba de ello fueron las grabaciones que hicieron a dúo ese año, con la samba Já vi tudo (Amadeu Veloso y Peter Pan) y la marchinha Casca de arroz (Arlindo Marques Jr.
Más tarde ese mismo año, grabó dos de sus más grandes éxitos, acompañada de Os Cariocas, Severino Araújo y la Orquestra Tabajara: los baiãos Macapá e Que nem jiló (Humberto Teixeira y Luiz Gonzaga).
Participó en la revista Deixa que eu chuto, en el Teatro João Caetano, en Río.
Se desempeñó intensamente en el teatro musical, de giras en el extranjero y en todo el Brasil en numerosos espectáculos.
También participó en la película Tudo Azul, junto a su futuro esposo Luís Delfino, producida por Rubens Berardo y dirigida por Moacyr Fenelon.