Marie Elizabeth Zakrzewska

[1]​ Nacida en Berlín, mostró un gran interés en la medicina, después de ayudar a su madre, que era comadrona.

[2]​ Su impulso y perseverancia hicieron que la presencia de mujeres en la medicina fuera menos desalentadora.

Marie Zakrzewska era una niña inteligente y sobresalió durante sus estudios en la escuela primaria.

Una vez que la práctica de su madre tuvo éxito, Marie la acompañó mientras hacía rondas a sus pacientes.

Zakrzewski aprendió lecciones novedosas y mantuvo un registro de estas experiencias en su diario.

Zakrzewski se interesó cada vez más en el campo de la enfermería y finalmente decidió convertirse en matrona.

Tras varias solicitudes, Zakrzewska fue admitida en la escuela de matronas cuando Schmidt le consiguió una plaza.

[4]​ Ninguna mujer había ocupado nunca este cargo y surgieron debates en torno a dicho nombramiento.

Muchos creían que como los hombres la rodearían, se enamoraría, acabando así con su carrera.

[5]​ A Marie le resultaba muy difícil encontrar un trabajo como asistente de un médico varón, y menos aún establecer su propia consulta.

Aunque su negocio prosperaba, Zakrzewska no podía dejar de desear una vida ejerciendo la medicina.

[4]​[5]​ Allí conoció a Elizabeth Blackwell, la primera mujer de Estados Unidos que se licenció en medicina en una universidad creada exclusivamente para hombres.

Tras su encuentro, Zakrzewska fue invitada a unirse al personal del dispensario de Blackwell.

[5]​ Nadie quería compartir un apartamento con una doctora, así que Blackwell organizó un alojamiento temporal en casa de Caroline Severance.

Aunque era difícil encontrar un trabajo como matrona, esperaba que la búsqueda fuera más fácil gracias a su título de médico.

Sin embargo, a muchas mujeres se les negó la oportunidad de ejercer la medicina desde una perspectiva práctica, lo que, para Zakrzewska, es clave para convertirse en un médico extraordinario.

El ingreso en una sociedad médica era una forma vital de conseguirlo, ya que indicaría su aceptación social entre sus colegas masculinos y, por tanto, el público.

La oferta fue aceptada por la Universidad Johns Hopkins, que abrió sus puertas a las mujeres al año siguiente.

[3]​ Durante su servicio, sus colegas y amigos se reunieron para presentar sus respetos, leyendo las cartas de despedida que Zakrzewska había escrito para la ocasión.

La casa en la que vivió es uno de los lugares del Boston Women's Heritage Trail.

[7]​ Zakrzewska vivió una vida de éxito, rompiendo las barreras que impedían a las mujeres ejercer la medicina en Estados Unidos, fundó hospitales para mujeres y fue pionera del movimiento que abrió la profesión de enfermería a las mujeres negras, con la primera enfermera negra de Estados Unidos graduándose en la escuela en 1879.

Pintura de Marie E. Zakrzewska