Mariano Pina Domínguez

Como autor fue un plagiador; copiaba sin pudor obras francesas a las que cambiaba el título y poco más y para las que pedía la colaboración musical de compositores consagrados.

La picaresca madrileña hizo circular por la ciudad una coplilla jocosa con el interrogante de cuál de los dos Pina era peor, concluyendo dicho chascarrillo que «era peor el padre, por ser el autor del hijo».

El repertorio del hijo como libretista es extenso, mucho más que el de su padre, pues llegó a estrenar una vez al año, siempre con éxito.

Era ingenioso y atrevido, con mucha facilidad para conectar con el público, aunque en lo literario no era demasiado bueno.

Su trabajo le proporcionó pingües beneficios, algo que era conocido por el público y por sus compañeros y que dio pie a que el semanario festivo Madrid cómico publicara en agosto de 1884 los siguientes pareados: Nos demuestra que es fecundo Le ha aplaudido todo el mundo Colaboró con los compositores contemporáneos de su padre (Barbieri, Oudrid) y con otros de la siguiente generación (Chapí, Chueca, Valverde, Lleó).