El historiador Brent D. Shaw señala que dirigió una «agresiva campaña contra la idolatría»;[1] sosteniendo que su leyenda enfatizaba su virginidad y su compromiso con el ascetismo, y contenía «un nuevo tipo de hostilidad que se añadía a la vieja historia de odios entre cristianos y paganos».[1] Atacó violentamente una estatua de la diosa Diana en la ciudad, arrancándole la cabeza y destrozando su cuerpo.Los ciudadanos locales la arrestaron y la llevaron ante el tribunal del gobernador para ser castigada.[4] Fue encarcelada en la escuela gladiatoria local, lo que, según Shaw, fue «una prueba brutal»[5] de su pureza sexual.Siguiendo con el relato, el jefe de la sinagoga local y su familia insistieron en que Marciana fuera castigada más duramente, colocándola en la arena local, donde impresionó a los lugareños con su nobleza y heroísmo.