Al igual que sus hermanas, estudió en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega.
María Teresa admiraba a su hermana Minerva y, como ella, se involucró en actividades políticas.
[1] Sin sentir ninguna intimidación por parte de la confrontación política, María Teresa aseguraba que en la lucha, «se arriesga la vida sin pensar en posibles beneficiosos personales, ya que el principal motivo por el cual luchamos es la anulación completa de los privilegios [...] quizá lo que tenemos más cerca es la muerte, pero esa idea no me amedrenta: seguiremos luchando por lo justo».
Fueron llevadas a una casa campestre en la comunidad de La Cumbre donde fueron golpeadas ferozmente con palos y otros objetos contundentes hasta causarles la muerte.
Aunque la escena del crimen pretendía indicar que las hermanas y el conductor murieron en una caída accidental, se asumió ampliamente que sus muertes eran obra del dictador, Rafael Leónidas Trujillo, convirtiéndose así en motivo de indignación nacional, calificándose como «la gota que colmó el vaso para el pueblo dominicano».