María Moliner

Según recordó años después en un par de entrevistas y declaró a Carmen Castro, en la Institución recibió clases de Américo Castro, que despertó su interés por la gramática.

[1]​ Su padre, que había obtenido plaza de médico en la marina, después de un segundo viaje a América en 1912, se quedó en Argentina, abandonando a la familia, aunque en los primeros tiempos siguiese enviando dinero.

[2]​ Allí la familia salió adelante en buena parte gracias a la ayuda económica de María, que, aun siendo muy joven, se dedicó a dar clases particulares de latín, matemáticas e historia.

En Murcia conoció a Fernando Ramón Ferrando, nueve años mayor que ella, que había ganado la cátedra de Física General en 1918 y era un profesor reconocido en la capital murciana.

[10]​ En Murcia nacieron sus hijos Enrique (investigador médico en Canadá, fallecido en 1999) y Fernando, arquitecto.

[12]​ En el decenio 1929-1939 tomó parte activa en la política bibliotecaria nacional, colaborando con la Institución Libre de Enseñanza en proyectos como las Misiones Pedagógicas.

[18]​[19]​ En 1939, finalizada la guerra civil española y desaparecida la Segunda República española, el matrimonio sufrió la depuración franquista del magisterio español: él perdió la cátedra y fue trasladado a Murcia, y María regresó al Archivo de Hacienda de Valencia, bajando dieciocho niveles en el escalafón del Cuerpo.

[23]​ En 1970 dejó su casa en la calle Don Quijote (barrio de Cuatro Caminos) y se trasladó a la calle Moguer (barrio de Ciudad Universitaria), lugar donde falleció en 1981;[24]​ una placa conmemorativa señala el edificio en que pasó esos últimos años.

A instancias del académico Dámaso Alonso, que siguió con interés su trabajo y tenía conexiones con la editorial Gredos, Moliner acabó firmando, en 1955, un contrato con esta para la futura publicación de la obra, cuya edición tipográfica fue muy laboriosa.

En el mío no se ha tenido demasiado en cuenta la autoridad»... «Si yo me pongo a pensar qué es mi diccionario me acomete algo de presunción: es un diccionario único en el mundo».

La habían propuesto Dámaso Alonso, Rafael Lapesa y Pedro Laín Entralgo.

[33]​ El proceso llegó a ser glosado en una de sus necrológicas titulada «Una académica sin sillón».

Diccionario de uso del español de María Moliner. Edición de 1990.
Diccionario de uso del español de María Moliner. Edición de 1990. Página de «palabra».
Placa del 50.º aniversario de la publicación del diccionario de María Moliner en Paniza .
Biblioteca de Humanidades María Moliner en la Universidad de Zaragoza.
Mural en el colegio de educación infantil y primaria María Moliner de Zaragoza.