María Mendoza de Vives

Contrajo segundas nupcias y se trasladó temporalmente a Madrid, pero continuando su actividad literaria.

La autora optó por la lírica y la narrativa, especialmente centrándose en las leyendas en verso, ya que este género le permitía unir las dos modalidades discursivas anteriormente mencionadas.

Por su contenido podemos clasificar las leyendas que escribió María Mendoza en cuatro series: tradicionales, históricas, religiosas y orientales.

Las dos primeras son las que despiertan un mayor interés y en ellas convergen los principales motivos de su universo creador, ya que nos muestra una visión del mundo y de la naturaleza humana desde una óptica claramente femenina.

Directamente relacionado con esto, se observa que buena parte de los personajes femeninos no responden al estereotipo puramente romántico de la joven pura e inocente, que sucumbe a los peligros externos.

Lo sorprendente es que ella reciba por su acción el desprecio de este último, su amante.