Se destacó por su fecunda y prolongada labor en el campo del teatro, no solo como dramaturgo, sino también como crítico e historiador.
Nacido y educado en Lima, apenas concluyó su educación secundaria integró el Club Talía (1876-1880), cuyos miembros montaban escenas en el teatro que habilitó en su propia casa.
Pero tras el estallido de la guerra con Chile y la turbación de la vida limeña ante la inminente invasión extranjera, abandonó los estudios universitarios y se enroló en la reserva como teniente del batallón N.º 2.
Asimismo, colaboró en varios periódicos y revistas, como El Perú Ilustrado (de la que fue director reemplazando a Clorinda Matto de Turner), El Comercio, Lima Ilustrada, América Literaria y Variedades.
En 1901 pasó a laborar en el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores.