Allí, especialmente entre 1910 y 1914, pintó sus más conocidos paisajes, desnudos, figuras humanas.
[6] En esa época se obsesionó con la música y la lingüística, aprendió el idioma internacional esperanto y posteriormente diseñó su propio proyecto lingüístico llamado panamane,[7] ideado como una lengua universal para promover la paz mundial.
En 1926 regresó a Panamá donde trabajó como empleado en la Administración de Rentas.
A partir de 1935 participó en algunas exposiciones colectivas y tres individuales.
Entre los discípulos de Manuel Amador, destacan los pintores Ricardo Conte Porras y Olga Sánchez Borbón.