Sobre su maestro dijo: "Lo conocí a través de mi hermana, hacia el 44 o 45.
Además de figuras humanas, en esta época Sánchez dibuja algunos bodegones, pero en 1986 regresa a los cuerpos, que ya no solamente plasma en sus óleos sino en cerámica.
Monica Kupfer cita en su libro[3] los comentarios que los trabajos en cerámica provocaron entre los críticos de Barcelona: decían que Sánchez era una "escultora frustrada", pues su obra "en óleos, aguafuertes, grabados o dibujos recuerda la fuerza y la introspección de las figuras cinceladas por Rodin".
Renuente a la propaganda, Olga Sánchez figura entre las grandes artistas visuales panameñas sin que la población tenga mayores referencias de su trabajo.
Es que, luego de sus exposiciones en Europa, la artista participa solamente en cuatro individuales en Panamá entre los años ochenta y los noventa.