Sus aportaciones, aunque diversas, lo fueron ante todo en área del aparato digestivo y más concretamente en la hepatología.
Se ocupó del problema de las colestasis, el cáncer de hígado, el coma hepático, las hepatitis crónicas, etc. Especial interés mostró por las hepatitis agudas y su paso al estado crónico.
Esto había sido conseguido, tan solo, por W. Siede y K. Luz aunque no en todos los casos estudiados.
Las lesiones descritas por Díaz Rubio fueron 1) alteraciones de tipo regresivo que afectaban casi siempre a uno o dos elementos de la membrana corioalantoidea, 2) proliferación celular y 3) infiltración celular y edema.
Su presentación en 1948 en la Clínica de su maestro el profesor Jiménez Díaz levantó unas enormes expectativas por su precisa metodología y espectaculares resultados.
Sin embargo tal entusiasmo en los asistentes no gustó a su maestro quien le planteó algunas cuestiones que fueron contestadas con precisión y energía.
Su respeto por su maestro, y para evitar un desencuentro mayor, le hizo desistir de publicar sus resultados por lo que quedaron inéditos.
En 1967 organizó la I Reunión Nacional de Hepatología donde participaron 44 ponentes, 2 conferencias magistrales y se presentaron 26 comunicaciones.
Su labor en este campo fue unánimemente reconocida incluso por los grupos más pujantes dentro de la Hepatología española.
Las sociedades de hepatología en el mundo anteriores a la española era muy pocas destacando la American Association for the Study of Liver Diseases que había sido fundada en 1950 por Hans Popper, León Schiff, Fred Hoffbauer, Cecil Watson, Jesse Bollman y Sheila Sherlock, y la European Association for the Study of Liver Diseases que había sido creada un año antes que la española por Gustav Adolf Martini.