Su vocación por la música le sirvió de marco a su vida bohemia.
Realizó actuaciones en la denominada zona roja de La Habana, frecuentada por prostitutas y otros personajes del bajo mundo habanero.
Según María Teresa Linares, Manuel solía relacionarse con otros compositores a veces mediante contestaciones, que no eran otra cosa que canciones a modo de respuesta de otras canciones.
[2] También cultivó otras formas de canción popular, como en el caso de las guarachas El servicio obligatorio y Cómo está Lola.
Manuel Corona falleció en 1950, en medio del olvido y la pobreza.