Las enseñanzas de este compositor vasco, que había estudiado en París y conocía la música contemporánea, fueron una gran influencia para Manuel Castillo, como él mismo reconoció en los últimos años de su vida.
[5] Posteriormente, continuaría sus estudios de composición con Conrado del Campo en Madrid y Nadia Boulanger en París.
Años más tarde, en 1978, abandonó este cargo para dedicarse por entero a la actividad creativa.
Es poseedor, sin duda, de un lenguaje propio.
Tomás Marco, en su monografía, afirma: «No está ni más acá de la vanguardia ni más allá tampoco, sino que la tiene en cuenta, la conoce, la valora, la usa eventualmente si la necesita y se mantiene en unos límites de lenguaje que le son propios».