en persa: مغ pronunciado /moɣ/) eran sacerdotes en el zoroastrismo y las religiones tempranas de los iranios occidentales.
Textos persas antiguos, anteriores al período helenístico, se refieren a un magus como un sacerdote zurvánico y presumiblemente zoroastriano.
Ubicuo a lo largo de todo el Mediterráneo oriental y Asia occidental hasta la antigüedad tardía y posteriormente, la palabra mágos fue influenciada por el griego goēs (γόης) (a la que acabó sustituyendo), que era la palabra más antigua para referirse a un practicante de magia, incluyendo astronomía/astrología, alquimia y otras formas de conocimiento esotérico.
En el Evangelio de Mateo, «μάγοι» (magoi) del oriente le rinden homenaje al Jesús recién nacido (este uso particular también se traduce comúnmente como «reyes», «reyes magos» y también como «sabios»).
El término aparece apenas dos veces en textos iranios previos al siglo V a. C., y solo uno de ellos puede fecharse con precisión.
Este único caso ocurre en la inscripción trilingüe de Behistún hecha por Darío el Grande, y que se puede fechar alrededor del 520 a. C. En este texto trilingüe, ciertos rebeldes reciben el adjetivo magiano como atributo, en la porción persa antigua como maγu- (generalmente se asume que es una palabra prestada de medo).
En otro sentido (1.132), Heródoto usa el término «magos» para referirse genéricamente a una «casta sacerdotal», pero «cuyo origen étnico nunca más siquiera se menciona».
[6] De acuerdo con Robert Charles Zaehner, en otros relatos, «se escucha de magos no solo en Persia, Partia, Bactria, Corasmia, Aria, Media o entre los Sacas, sino también en tierras no iranias como Samaria, Etiopía o Egipto.
Los textos griegos tempranos suelen tener un sentido peyorativo, que a su vez influyó en el significado de magos para denotar un ilusionista y un charlatán.
Ya para mediados del siglo V a. C., Heródoto identifica a los magos como intérpretes de augurios y sueños (Historias 7.19, 7.37, 1.107, 1.108, 1.120, 1.128).
Otras fuentes griegas previas al período helenístico incluyen a Jenofonte, que tuvo experiencia de primera mano en la corte persa aqueménida.
Con todo, a mayor parte de estos textos trataban sobre especulaciones astronómicas y conocimientos mágicos.
Un factor relevante para entender la asociación con la astrología fue el nombre mismo de Zoroastro, o más bien, la forma en que los griegos lo trasliteraron.
[8] El segundo factor, y «más serio»,[8] respecto a la asociación con la astrología fue la noción de que Zoroastro era caldeo.
Sin embargo, los primeros padres de la iglesia, como Justino, Orígenes, Agustín y Jerónimo, no hicieron una excepción con el Evangelio y tradujeron la palabra en su sentido ordinario, es decir, como «mago».
«Al referirse a los iraníes en estos documentos como mayus, el aparato de seguridad [implicaba] que los iraníes no [eran] musulmanes sinceros, sino que practicaban de forma encubierta sus creencias preislámicas.
Según Varahamijira (c. 505 - c. 587), la estatua del dios Sol (Mitra) se representa con vestido «norteño» (esto es, asiático central), específicamente con botas de montar.
[16][17] Varahamijira especifica que la instalación y consagración de las imágenes del Sol debe ser realizada por los Magas.