En el camino que conduce a Vézelay, la Cruz Montjoie simboliza la alegría del peregrino que ve, por primera vez, la basílica de Santa María Magdalena, siendo el punto desde el que por vez primera se divisa Santa Magdalena de Vézelay.
Las obras duraron hasta el año 1104 y sólo se conserva la nave.
En el año 1537 la abadía se secularizó y los monjes fueron sustituidos por canónigos.
En el año 1790 la abadía de María Magdalena pasó a ser una simple iglesia parroquial y, posteriormente (1796), se vendió como un bien nacional.
La abadía había sufrido graves daños durante las actividades de saqueo llevado a cabo por los hugonotes en 1569; las esculturas del tímpano habían sido golpeadas (1793) y, en 1819, un rayo había caído sobre la torre de San Miguel destruyéndola.