Magdalena Vicuña Aguirre
[3] Establecida con su marido en Santiago de Chile, en una casa lujosa y decorada de forma suntuosa en la calle Huérfanos, alternó esta residencia con la chacra Subercaseaux, en El Llano, una zona en ese entonces en las afueras de la capital.Sus contemporáneos la describieron como una mujer vehemente, franca, cordial, apasionada del hogar y la familia.[3] Estuvo, además, vinculada siempre a grandes personalidades del mundo político y social,[4] que habitualmente asistían a las tertulias que organizaba en su casa, donde se hablaba de política, historia y literatura.[3] Al enviudar en 1859, quedó a cargo de la gestión de una gran fortuna,[3][5] a la vez que continuó con las reuniones sociales en su casa.[3] Vicuña destacó también por su espíritu caritativo y la sensibilidad social,[4] en 1864 recorrió Europa estudiando la organización de los establecimientos de beneficencia.