Estados Unidos nunca usó el Halcón en combate, pero ha sido empleado en numerosas ocasiones por otras naciones.
En 1954 el Pentágono y varias compañías firmaron contratos para desarrollar los diversos componentes del HAWK.
Las pruebas continuaron durante un año, después se comenzaron a corregir las deficiencias identificadas.
Durante las primeras actualizaciones se introdujo un radar para detectar objetivos a baja altitud, el AN/MPQ-55.
Las características del radar hacían posible detectar bombarderos enemigos a una distancia de 100 kilómetros.
Para llevar los misiles al lanzador, se desarrolló la máquina de transporte M-501, equipada con un dispositivo de carga con un dispositivo hidráulico, que permitía colocar tres misiles en el lanzador al mismo tiempo.
Los equipos electrónicos fueron actualizados y se instaló un nuevo motor de combustible sólido.
Los sistemas construidos y renovados ayudaron a aumentar significativamente el potencial de la defensa aérea militar.
Durante la primera fase del programa, los complejos cenitales recibieron equipos AN/MPQ-55 ICWAR e IPAR mejorados, lo que hizo posible aumentar el tamaño del espacio aéreo vigilado.
Desde 1978 hasta mediados de los años ochenta, los desarrollos del sistema HAWK entraron en la segunda fase.
En 1990, apareció el cohete MIM-23E, que también tenía mayor resistencia a la interferencia del enemigo.
Además, el MIM-23K recibió una nueva ojiva con fragmentos ya preparados de 35 g cada uno.
Israel, Suecia y Japón ordenaron los SAM directamente a los EE. UU.
Alemania y Países Bajos mejoraron de forma independiente sus sistemas, equipándolos con infrarrojos para detectar objetivos.
Según algunos informes, este sistema permitió detectar objetivos a distancias de hasta 80-100 kilómetros.
Según algunas fuentes, después de la modernización, los daneses pudieron monitorear usando solo sistemas óptico-electrónicos y encender el radar solo después de acercarse al objetivo a la distancia necesaria.
Los MIM-23 HAWK se vendieron a 25 países en Europa, Oriente Medio, Asia y África.
Una gran parte de los países han abandonado los HAWK debido a su obsolescencia.
Sin embargo, algunos países continúan operando los HAWK SAM y no planean abandonarlos.
La entrega de nuevos motores permitirá a los países continuar operando los HAWK durante los próximos años.
Además, a fines de la última década, se creó el Mersad, que representa una profunda modernización del sistema, aunque falta información exacta sobre este desarrollo iraní.
A pesar de que el MIM-23 HAWK se desarrolló para armar a las fuerzas estadounidenses estas no tuvieron que usarlo para destruir aviones o helicópteros enemigos.
Por ejemplo, durante la Guerra de 1973, los 75 misiles utilizados pudieron destruir al menos 12 aviones.
En agosto de 1990, durante la invasión iraquí, derribaron 14 aviones enemigos, pero perdieron varias baterías HAWK.
En 1987, las fuerzas armadas francesas apoyaron a Chad durante el conflicto con Libia.
Después varios países europeos han retirado de servicio estos sistemas.
Sin embargo, muchos de los países que alguna vez compraron el MIM-23 continúan operándolo.
Sin embargo, a pesar de todos sus méritos, el sistema HAWK está desactualizado y debe ser reemplazado.