Estas mujeres, tendrían escasa o nula posibilidad de concebir el sexo contrario, si no modifican su dieta.
Existe un delicado y sensible equilibrio entre los minerales mencionados, de acuerdo a los alimentos que prefiere consumir cada mujer.
2009) Adriana Baretta, bioquímica, directora del Instituto Abif (Córdoba, Argentina), concluye tras décadas de estudio que las secreciones femeninas son un filtro natural para los espermatozoides; el proceso es similar a cualquier separación fundamentada de esperma in Vitro y no conlleva los probables riesgos aún desconocidos de la manipulación espermática; cuenta además a su favor mayores posibilidades de éxito en la concepción, inherentes a la fertilidad natural humana, ya sea mediante varios intentos en cada ciclo, o acumulativamente en varios ciclos consecutivos aplicando el método.
Landrum Shettles (Shettles L. B. y Rorvik D. 1987) publicó a finales del siglo XX sus experiencias, que tienen algunos puntos en común con Baretta: si las secreciones cervicales son muy alcalinas, favorecen al espermatozoide “Y”; si son más ácidas, favorecen al espermatozoide “X”.
Este fue el concepto asumido por la comunidad científica en primera instancia, pero ha sido refutado posteriormente por otros científicos, que aseguraron no encontrar relación alguna entre el sexo del bebe y la distancia a la ovulación, ni tampoco diferencias significativas en la velocidad y supervivencia de los espermatozoides.
Todo esto, sin desconocer que pueden existir circunstancias extra-dieta que modifiquen las secreciones cervicales (patologías, medicamentos, medio ambiente), por lo cual no se deben exagerar las expectativas, ni en métodos naturales como éste, ni en técnicas artificiales de selección espermática in Vitro que tampoco pueden asegurar el 100% de efectividad, y sus riesgos en manipulación espermática son causa de recelo para muchos científicos, como lo exponen Veiga, A. y Egozcue, J.[1] y la revista France Actualités.