La máscara funeraria lambayeque es una pieza característica del arte lambayeque o sicán, cultura precolombina que se desarrolló en el norte de Perú, entre los siglos VIII a XV.
Retrata un rostro antropomorfo estilizado, con grandes ojos almendrados, de los que penden cuentas de resina de algarrobo, cuarzo o esmeraldas, ensartadas en delgados tubos o alambres; la nariz y boca es pequeña; lleva además narigueras y flecos nasales, así como orejeras circulares.
Está pintada con cinabrio (sulfuro de mercurio), que le da una tonalidad rojiza.
Este tipo de máscara funeraria llamó mucho la atención al arqueólogo Izumi Shimada, quien se dedicó a su estudio.
Otros investigadores como el arqueólogo Wilo Vargas ha propuesto la hipótesis que estas máscaras serían la representación estilizada del “cangrejo fantasma” (Ocypode gaudichaudii) conocido también como “cangrejo carretero” o “cangrejo fantasma”, este crustáceo estaría asociado con la muerte por ser carroñero y según esta hipótesis su función mágica se activaría al colocar esta máscara al difunto, adquiriendo las facultades del crustáceo lo que le permita movilizarse en la oscuridad sin problema, siendo lo más saltante el poder ingresar protegido al Uku pacha o inframundo donde aparentemente también sería su ambiente natural.