Con frecuencia se hace referencia a la ciudad como Abitina, pero la forma indicada en el Anuario Pontificio, y en otros lugares,[1] es Abitinae.
Fueron arrestados y llevados ante los magistrados locales, que los enviaron a Cartago, la capital de la provincia, para ser juzgados.
Durante este interrogatorio, el abogado Fortunatianus, hermano de Victoria, una de las acusadas, denunció a Dativus de haberla seducido a ella y a otras jóvenes ingenuas para que asistieran al servicio; pero ella declaró que había ido por su propia voluntad.
Entonces, cuando se le preguntó quién había sido el instigador, respondió: "El sacerdote Saturnino y todos nosotros".
Bajo esa fecha el Martirologio Romano' registra los nombres de los cuarenta y nueve:[11]