Luz del Olmo
Cuando tenía 15 años murió su padre de forma repentina, y este hecho traumático la encaminó hacia la poesía.[4] Tras su jubilación, volvió de forma continuada a su pueblo natal, donde buscó información y documentación sobre la historia local.Destacamos El jockey perdido, Las unidades que llegaron a ser decenas y el poema La lluvia tiene un pincel.Sin duda, esta obra es la que más repercusión ha tenido, Kis del Campo lo resumía así: ...muestra poemas hechos del presente como si el tiempo se hubiera detenido para ofrecer una intensidad que de otra forma hubiese pasado inadvertida .[7]No obstante, hay que señalar que pese a declarar haberse inspirado en la fórmula rítmica del monje nipón Matsuo Basho, no siempre se ciñe a la fórmula de 17 moras.