En la actualidad es una fiesta celebrada en familia o en compañía de amistades, que se reúnen para ir a merendar al campo o pasar una jornada campestre, en un clima de descanso, esparcimiento y diversión.
El joven príncipe se va a desposar en la ciudad con la princesa María Manuela de Portugal.
Pasada la Semana Santa y con ella el periodo establecido, las rameras regresaban a Salamanca el lunes siguiente al Lunes de Pascua, para lo cual los estudiantes organizaban una grandísima fiesta, las calles de Salamanca se trocaban en torrentes de vino tinto, y salían a recibirlas a la ribera del Tormes con gran júbilo, estrépito y alboroto.
Ellos mismos se encargaban de cruzarlas en barca de una orilla a otra del río, y en medio de una gran algarabía llegaba el descontrol, el éxtasis etílico, el desenfreno y la carnalidad, acometiendo allí mismo lo que sus instintos reprimidos durante un mes y medio les pedían en ese momento.
Sin embargo, ha permanecido en el calendario festivo del pueblo salmantino con otras connotaciones no tan desenfadadas.
La memoria colectiva del pueblo ha ido conservando tal fecha, como un poso o un remanente de aquella en que afloraba el fervor pagano.
Es costumbre durante ese día comer hornazo,hecho a base de chorizo, lomo, huevo duro, etc.
Este es un alimento que amasan y cuecen en las tahonas las mujeres, en los días precedentes a tal fecha, sobre todo en el medio rural, aunque también se ha industrializado su elaboración en cierta medida, y es posible adquirirlo en cualquier establecimiento dedicado a la pastelería.