Su vida transcurrió de forma apacible entre ambas ciudades, lugares donde se distribuían los importantes bienes de fortuna que constituían su hacienda: casas, huertas, censos y otras propiedades.
Su padre fue el doctor Luis de Aguilar y su madre Isabel Toledano.
Dedicó su vida al ministerio eclesiástico y a la administración de sus bienes personales.
Cinco días después de otorgar testamento, muere en Carcabuey, donde también poseía tierras.
Es enterrado en la Iglesia Parroquial de la Asunción "...con entierro solemne y acompañamiento general", como tenía dispuesto en su testamento.