El pintor Lucien es uno de los dos personajes principales de la novela del escritor francés Octave Mirbeau, Dans le ciel (En el cielo) (1892-1893).
En la novela, una pintura de Van Gogh es precisamente atribuida a Lucien: La noche estrellada.
Pero, su estética se limita a una fórmula muy vaga: « Ver, oír, entender » ; sus ideas son confusas, y no es capaz de explicarlas con palabras ; su objetivo ideal es demasiado alto para él ; y la mano es incapaz de materializar el ideal vislumbrado.
Además, al final de su evolución, Lucien se aleja de sus propios principios estéticos y se pierde en las fantasmagorías del Simbolismo y del Prerrafaelismo, combatido y ridiculizado por Mirbeau en su crítica de arte (vea sus Combats esthétiques).
Al final, Lucien se suicida, cortándose la mano culpable de traicionar su ideal.