Los ricos bobos

Algunos de los capítulos de la obra se detallan a continuación: Mira Michu, tienes que guardarme a tu hija mayor para mi hijo le dijo Alberto Sosa Schlageter, actual presidente de Seguros La Seguridad, a Miguel Ángel Capriles López en un almuerzo dominguero donde éste y su esposa Magalita eran los anfitriones.

Allí estaban fotografiados, entre otros, Pedro Tinoco, Alberto y Gustavo Vollmer Herrera, Eugenio Mendoza Goiticoa, Andrés Boulton...

Luis José Oropeza, presidente del estatizado Banco Consolidado, afirma que en Venezuela no hay ricos sino grandes gastadores de dinero.

Los llamados Amos del Valle, que ya no existen sino en los nombres y en su apariencia, se vendieron múltiples veces las tierras del Valle de Caracas a un precio cada vez más alto.

Agrega Oropeza, el banquero perdió 1.000 millones de dólares, y no podía soportar más la situación.

Los Boulton, Machado Zuloaga, Blohm, Zingg y Velutini han quedado rezagados, aunque todavía conservan caudales de dinero.

Pero sus bancos, sus empresas de seguros, sus redes comerciales, sus negocios, en general, han pasado a segundo plano y donde aún conservan posiciones de liderazgo, ello realmente no tiene un significado determinante.

Los administradores de la aseguradora planificaron para una economía siempre en expansión y se endeudaron desmesuradamente.

Los Boulton le inyectaron 3.000 millones de bolívares y recibieron un tratamiento distinto, discreto, en la crisis financiera.

Y sin embargo, en el caso de La Seguridad hubo celeridad en la operación salvamento por los nombres vinculados a la empresa.

Hasta Arturo Uslar Pietri cabeza de la Junta Directiva solicitó al Gobierno auxilio inmediato.

El interés común de derrotar la insurgencia armada vinculó estos nombres a la cosa pública.

En algunas ocasiones el grupo de empresarios fue hasta Washington D. C. a buscar ayuda para combatir la guerrilla.

Luego han llegado seudo líderes sin audiencia ni peso propio.

La aparición del golpismo y la Causa R, coinciden varios empresarios consultados, debería obligar a un reagrupamiento de fuerzas.

Según Rangel, la dirigencia se «entregó al disfrute concupiscente de una realidad.

El impacto del bombardeo de recursos no pudo ser asimilado tanto por la clase política como por la empresarial.

Cuando algún hombre de negocios se arriesga a la participación directa en el poder, llueven las descalificaciones.

En verdad, pocos han entendido que como cualquier grupo social los empresarios también tienen derecho al poder.

En Venezuela los empresarios financian a los partidos y la ayuda va cargada de vicios porque no es transparente.

Pasó de activo a pasivo y permitió que el Estado creciera, se agigantara, hasta colapsar.

En todas partes del mundo el dinero influye en la política, pero no siempre para que se hagan la vista gorda.

Y eso que Arturo Sosa ha hecho lo posible por empujarlos hacia el poder.

Ejecutivos de empresas también treparon los peldaños del jalabolismo para enriquecerse porque sus jefes descansaban cómodos y tranquilos en sus mansiones.

Los ricos, perdedores con la crisis del sistema, se sentaron también a ver los toros desde la barrera.

En Francia, luego de la Revolución francesa, la burguesía desplazó a la oligarquía corrompida.

En Colombia la oligarquía ha logrado mantenerse unida bajo un concepto de nación y con propósitos.

Al hablar de Colombia, el vecino del Oeste, surge la comparación inmediata.

Pero solo dos grupos pueden mostrar capacidad de respuesta hacia la incursión colombiana en el país: Cisneros y Polar.

La ODC ya lo está haciendo en el propio patio de Colombia, tanto en medios de comunicación como en telecomunicaciones, precisamente compitiéndole a grupos como el Santo Domingo, Ardilla Lulle y Luis Carlos Sarmiento.