Después de haber compuesto obras más inquietantes, como Tartufo o Don Juan, Molière vuelve al humorismo con una obra fuertemente influida por la commedia dell'arte italiana.
Nicolás Boileau le reprocha su lado popular, y Fénelon la exageración de los personajes.
Pero este "hábil obrero de enredos e intrigas", no consigue ablandar al anciano.
Argante repite a Geronte la noticia que ha conocido por una indiscreción de Scapin: Léandre ha cometido una grave estupidez.
De modo que el joven, tan mal acogido por su padre, corrige severamente al criado por su traición.