Este libro es una radiografía de la realidad nicaragüense de la primera mitad del siglo XX, de una forma irónica, y muestra a sus personajes en situaciones difíciles, como en el cuento Sudar como caballo, donde un escultor tiene el propósito de ablandar su obra maestra con plastilina, una realidad imperecedera porque la plastilina termina ablandándolo a él.
Dicha obra fue premiada por “la excelente asimilación que el autor hizo de las más modernas técnicas del Boom latinoamericano”.
Su vida estuvo marcada por la pluralidad de domicilios, estando así por períodos alternos en Bluefields, Región Autónoma del Atlántico Sur, en el Caribe nicaragüense (lugar místico de su literatura, el cual consagraría en la novela histórica Trágame tierra), y durante un tiempo dividió su asentamiento entre México y Managua.
Su primera y única exposición pictórica la hizo en Managua, en la Casa-Museo de Lola Soriano.
Ante el dilema de pintar y escribir, se decidió por este último, y prefirió la poesía como punto de partida: “Creo que la poesía", dijo, "es el camino correcto e indicado para iniciarse en la literatura porque es lo que requiere la mayor profundización en el idioma".
Y con su gran novela Trágame tierra (1969), resultó finalista del Premio Seix Barral, en Barcelona, España.
En 1976 fue nombrado director de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) en San José, Costa Rica.
Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979 regresa a Nicaragua.
En el año 2009, el escritor joven nicaragüense Ulises Juárez Polanco, en una edición conmemorativa del libro Los monos de San Telmo, escribió sobre Alfaro: 1.