Literatura en estonio

Durante esta época se produjeron pocas obras literarias, que eran en su mayoría de carácter religioso.

A finales del siglo XVIII, Herder publicó algunos ejemplos de canciones folclóricas estonias en su antología Volkslieder (1807).

Pero fue Jakob Hurt (1839–1907) el primero que comenzó a recoger de forma sistemática el folclore estonio en la segunda mitad del siglo XIX.

Las líneas siguientes se han interpretado como una afirmación del derecho al nacimiento de la lengua estonia.

Faehlmann comenzó la obra fundándose en un informe presentado a la Sociedad en 1839 sobre un héroe mítico llamado Kalewipoeg (Hijo de Kalew).

Posteriormente, destacaron algunos autores como Jacob Hurt (1839-1906) con Beitrage zur kenntnis estnischer sagmund ueberlieferungen (1863), los Eesti rahvalaulud (Cantos populares estonios, publicados en 1926-1932) y Pildid Isamaa sündinud asjust (1879); Lydia Koidula (1843-1886), esposa de Kreutzwald e hija de J.W.

Otros autores menores fueron Ernst Peterson-Särgava (1868-1958) y Oskar Luts (1887-1953) con Kevade (Primavera, 1912), versión estonia del clásico Huckleberry Finn.

Otros autores fueron August Mälk (1900-1987), exiliado en Suecia desde 1944, que describió la vida de los habitantes de las islas en Surnud majad (La casa muerta, 1934) y Läänemere isandad (El patrón del Bàltic, 1936); Peet Vallak (Peet Pedajas, 1893-1959) influido por Antón Chéjov; Hugo Raudsepp (1883-1952), autor de comedias; August Alle (1890-1952) y Hendrik Adamson (1891-1946).

Así en 1928 Evald Aav compuso la primera ópera estonia, Virkelased (Los víkingos), y Eduard Tubin el primer ballet, Kratt (1943).

Tras la Segunda Guerra Mundial, la literatura estonia se dividió en dos durante casi medio siglo.

Las restricciones que pesaban sobre la creación literaria en estonio en la Unión Soviética, no desaparecieron hasta la muerte de Stalin en 1956.

Otros fueron Hando Runnel (1938), Viivi Luik (1946), Mats Traat (1936), Andres Ehin (1940) e Ilmar Laaban (1921-2000).

La llamada «literatura alternativa» se repartía en forma manuscrita, siendo los autores más importantes los disidentes Johnny B. Isotamm (1939), poeta, y Toomas Vint (1944), prosista.

Por otro lado, estaba la literatura del exilio, apoyada por los 70.000 emigrados a Estocolmo, Nueva York y Toronto.

Sin duda, esta literatura tenía mejor calidad merced a la maestría del gran número de autores exiliados (Under, Adson, Aavik, Suits, Visnapuu, Gailit, Mälk) y con revistas como Looming, que continuó publicándose en Suecia.

También se creó en Lund la Eesti Kirjanike Kooperatiiv, la mayor editora en lengua estonia en el exilio, para asegurar la continuidad de la vida literaria a un nivel institucional y a una escala global, exceptuando naturalmente la Unión Soviética.

Valev Uibopuu (1913-1997), establecido en Suecia, también hizo novelas de gran intensidad psicológica como Igavene küla (La villa eterna ,1954).

Otros fueron los poetas Ilmar Laaban (1921-2000) con el surrealista Ankruketi lõpp on laulu algus (El final de la cadena es el comienzo de la canción, 1946); Aleksis Rannit (1914-1985) con el poema Kuiv hiilgus (Brillantez seca, 1963); Aadu Hint (1910-1989) con la novela Tuuline rand (Playa ventosa, 1951-1956); Raimond Kolk (1924-1992) con los poemas Müüdud sormus (El anillo vendido, 1959) y la novela Et mitte kunagi võita (Por no vencer nunca, 1969); Ain Kaalep (1926) con el drama Iidamast ja Aadamast (De Eva y Adam, 1967).

Karl Ristikivi, esencialmente un autor conservador, publicó en 1953 su novela surrealista La noche de las almas.

Arved Viirlaid (1922) se desvió al modernismo en Seitse kohtupäeva (Siete días de prueba, 1957).

Entre los jóvenes valores del exilio estuvieron Ilmar Jaks (1923), que cultivó de forma consistente la técnica de la novela moderna, Arno Vihalemm (1911-1990), Debora Vaarandi (1916-2007), Ivar Grünthal (1924-1996), Helga Nõu (1934), Pedro Krusten (1897-1987), Juhan Jaik (1899-1948), Evald Mänd (Ain Kalmus, 1906-2001), Ilmar Sikemäe, Gert Halbermae (1913-1974), Arvo Mägi (1913-2004), Ilmar Talve (1919-2007), Elin Toona (1937), Asta Willmann (1916-1984), Paul Viiding, Osvald Müür, A. Beekman, V. Beekman y H. Leberecht.

Ha enseñado en Vancouver, Calgary, Liubliana, Trieste, Taipéi, Estocolmo, Bolonia, Colonia, Londres y Edinburgo.

Elo Viiding (1974), Jürgen Rooste (1979), Ivar Sild (1977), Wimberg (apodo de Jaak Urmet, 1979) y Kristiina Ehin (1977) se constituyen en voces distintivas que combinan un profundo conocimiento de la literatura estonia y universal.

Friedrich Reinhold Kreutzwald , creador de la epoeya nacional Kalevipoeg .
Juhan Liiv de joven.